CONSIDERACIONES EXCEPCIONALES PARA UNA CRISIS EXCEPCIONAL

Una crisis en cámara lenta

Los efectos adversos de la crisis de la economía real –que inició hace más de un año con la quiebra de Lehman Brothers– llegarán en los próximos 12 meses al sector asegurador latinoamericano (con pocas excepciones). La razón primordial de que esta crisis haya tardado en manifestarse en los seguros de América Latina se relaciona con que el punto crítico de la situación actual radica en los activos de los países desarrollados.
Las estimaciones del daño en activos que ha sufrido la economía es de aproximadamente de 30 trillones de dólares en lo que respecta al valor de las acciones, y 11 trillones de dólares en valores inmobiliarios -en el peor momento del desplome de las bolsas, se perdió hasta un 75% del PIB mundial en activos. La palabra deflación aun es parte del vocabulario financiero en España o Irlanda ; sin embargo dentro del sector asegurador pareciera que sólo AIG fue seriamente afectada así como algunas aseguradores de vida en USA.
Es imposible pensar que el sector asegurador saldrá intacto de esta serie de pérdidas, cuyo origen esta en el sector financiero (líneas de crédito desproporcionadas) por lo cual también se le llama “balance-sheet recession”. Durante el siguiente año veremos realmente las afectaciones, pues entonces los efectos de la recesión se traducirán en una menor demanda y pago de seguros. (Por ejemplo algunos economistas estiman que en el caso de la economía de México, serán necesarios 3-5 años para recuperarse a su nivel pre-crisis.)

La oportunidad de salir avante en el nuevo orden

El economista de Standford Paul Romer una vez comentó “..a crisis is a terrible thing to waste…” ; esta crisis es una importante oportunidad para analizar cada uno de los componentes de nuestra industria y hacer los cambios que siempre hemos querido hacer.
Según los modelos financieros –que disponen de mucho mayor información que los modelos catastróficos que utilizamos día a día– la probabilidad de que ocurriera la crisis que estamos viviendo es de “una en mil años” (según el Interbank Rate Spread Overnigth Index- un indicador sobre el potencial de quiebras en el sector financiero); es decir, lo imposible sucede. Muchos ejecutivos aun tienen dificultad en aceptar esta realidad.
Con esto ha quedado comprobado una vez más que el ser humano no tiene la capacidad técnica que él cree tener para predecir el futuro. Como consecuencia de esta humilde verdad, debemos tener como industria aseguradora un plan de contingencia en caso de que acontezca lo imposible, para aun así garantizar la existencia de la empresa. Antes nos podíamos dar el lujo de errar en cinco de diez decisiones sin que las consecuencias fueran catastróficas. Hoy en día con un máximo de tres decisiones equivocadas nuestra empresa puede estar en riesgo.

El camino de la solución en la operación
Para disminuir los riesgos en la operación diaria las compañías deben concentrase en controlar de forma dinámica cuatro áreas clave de la empresa, los costos, la operación, la siniestralidad y las ventas, para ello ARS (www.risk-solution.com) ha diseñado el Risk Insurance Model (http://www.risk-solution.com/rim/RIM.pdf), que permite vigilar de cerca la siniestralidad y solvencia de la compañía, pues mientras más turbulentos sean los tiempos, se necesita tener más sofisticadas brújulas.

Calificar a una reaseguradora
Lehman Brothers comprobó que el solamente estar fuertemente capitalizado y tener un rating adecuado no es garantía de solvencia, pues Lehman era uno de los bancos mejor capitalizados a diferencia de otros que, parece, van a sobrevivir la crisis.

Observando el entorno de la lenta recuperación de los siguientes 18 a 24 meses, las aseguradoras tienen que considerar que los problemas de liquidez van a prevalecer. La pregunta a responder hoy es: ¿Cuánta confianza tengo en que los siniestros que se presenten puedan ser cubiertos con la agilidad necesaria, sin que afecten mi operación y reputación como compañía de seguros?

El único instrumento ante esta incertidumbre es el uso de criterios de selección. Además del precio, se debe considerar no sólo cuáles compañías reaseguradoras no se atienen religiosamente a los modelos, sino cuáles tienen mejores:

• Políticas de suscripción
• Suscriptores a nivel mundial preparados
• Experiencia
• Diversidad geográfica y de ramos
• Historial de ganancias técnicas y estados financieros transparentes
• Control operativo
• Suscripción con criterio

Además, es importante que estas compañías sean flexibles y con procesos de decisiones rápidas. Solo en el momento de cobro de siniestros – durante esta extraordinaria crisis- podremos ver si la capacidad de reaseguro es un “comodity”, o no; si todas la reaseguradoras tienen la capacidad de cumplir su promesa inmediatamente, o solo después de algunos años. Se trata de una crisis que acontece cada 100 años, como lo comento Alan Greensberg, y que afecta al mundo entero. Por otro lado, esta crisis también nos muestra la importancia de tener unos socios con fuerte y disponible capital, que están dispuestos a apoyar a las aseguradoras en momentos de crisis. Para eso es importante crear un historial de negocios y de confianza con ellos. Nunca podremos predecir con certeza nuestro futuro corporativo.

Nos vemos en FIDES

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